Flor de Gaube

La obra se inspira en la historia de las primeras escaladas en los impresionantes corredores de hielo en los Pirineos. Allí, a la sombra de los macizos del Vignemale y del Monte Perdido, se abren, entre 1868 y 1937, algunas de las grandes vías de escalada piernaica, abiertas por hombres como Russell, Beraldi, Schrader, Brulle, Bazillac y otros. Asimismo desfilan por sus páginas una serie de "figurantes de lujo", entre ellos nombres de la talla de Sarrettes, Saint-Saud, Whymper, Mummery, Welzenbach o Piaz.
br> A la vez, y para el deleite de los montañeros, se refleja en el trasfondo de los acontecimientos la evolución de los materiales y técnicas de escalada, la alimentación, la ropa e incluso los temas de conversación de actualidad de cada época.